M. I. SERRANO MADRID
«¡Ya se me mueve un diente. Qué bien, vendrá el Ratón Pérez!». Sandra, 6 años, está rebosante de alegría. Sofía, 5 años, le mira medio sorprendida y medio celosilla por el acontecimiento. Ella también quiere pero tendrá que esperar un poco.
Sandra y Sofía son hermanas biológicas, de padre y madre. Nacieron en Hungría, en el seno de una familia de escasos recursos económicos. Ahora se muestran vivarachas y divertidas. Muy cariñosas. Muy guapas. Con unos ojos que se les salen de la cara y que miran con verdad, con la tranquilidad y la seguridad que a todo niño le proporciona un hogar estable y unos padres que las quieren con locura. Esos padres son Enrique y Lali y les hemos visto, a los cuatro, en la fotografía de la página anterior.
«Desde el primer momento que las vimos nos quedamos prendados de las niñas. Creo que ellas también de nosotros. Fue tan bonito, tan mágico... Hay quien nos dice que nuestro encuentro estaba predestinado», comenta Enrique mientras trata, desesperadamente, de colocar a Sofía la escurridiza cinta del pelo.
«¡Claro que intentamos tener hijos propios! Pruebas, inseminación, fertilización y no sé cuántas cosas más. No pudo ser. Y nos dijimos que había otro camino, la adopción internacional. Ahí nos metimos», comenta Lali.
Lo suyo, dicen los padres, ha sido un proceso rápido, limpio y sin abusos económicos. Sólo los gastos de gestión legales. Hoy dan las gracias a Hungría, a sus gentes, a sus autoridades sociales, a la familia de acogida que tuvo a sus niñas hasta que llegaron ellos. «Estaban sanísimas y muy cuidadas. ¡Menuda pena pasaron cuando nos las dieron!», exclama Enrique.
También elogian a la parte española. A la Consejería de Familia y Asuntos Sociales; a la ECAI «Mimo», su agencia mediadora y «puente» para llegar hasta Sandra y Sofía. A los que les entrevistaron, a quienes les animaron y a quienes les dieron la idoneidad.
«Nosotros queríamos más de un hijo adoptivo. Por lo menos, la parejita. Hungría es uno de los pocos países que admiten esta posibilidad», dice Lali. «¡Fíjate cómo nos lo tomamos que Enrique estudió húngaro dos o tres meses antes de irnos para allá», añade Lali que, por cierto, ha dejado su trabajo fuera de casa para dedicarse, por entero y de forma voluntaria, a su familia.
Enrique, Lali, Sandra y Sofía forman ya un cuarteto perfecto. Se les ve exultantes. Y no es cursilería ni exageración. «Recomendamos la adopción internacional. Sin duda. Pero cuando no haya otra alternativa porque hay mucha lista de espera», dice el padre. Por descontado, las niñas saben algo de su procedencia. Lo justo que ahora mismo alcanzan a entender con sus edades. Tanto es así, que sus padres tienen el propósito de llevarlas a Hungría. Allí están sus orígenes; aquí, su felicidad y su futuro.
http://www.abc.es/20090607/madrid-madrid/nuestro-encuentro-ninas-estaba-20090607.html
1 comentario:
Hola, Me llamo Gina y vivo en Budapest. Mi intención es principalmente saber si hay padres que tengan hijos de Hungría y que tengan interés en mantener contacto con el país natal de sus hijos para poder intercambiar información y material en húngaro y castellano ya que yo vivo en hungría y soy bilingue, por tanto me gustaría que mis hijos (adoptados)aprendan el español también. Si hay alguién interesado que venga a Hungría después de la adopción de sus hijos, que no dude en escribírme. Mi correo electrónico es: moreno.georgina@chello.hu
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