lunes, 21 de diciembre de 2009

UN SUEÑO DE NAVIDAD


Había una vez una niña llamada Claudia. Era una niña pobre y huérfana que no tenía nada para comer. Buscaba comida por todos lados: en los contenedores, en la parte trasera de los restaurantes, en los desperdicios de los mercados... Así durante meses y meses. Llegó la Navidad pero Claudia no la podía disfrutar como todos los niños de su pueblo. El día de Nochebuena, todas las familias cenaban pavo, langostinos, turrón, mazapán y muchas cosas más, cantaban villancicos y disfrutaban con sus seres más queridos. Pero Claudia no, ella si cenaba algo era una raspa de pescado o un poco de pan duro.
Por la noche, cuando todo el mundo dormía, se dirigió a su rincón para intentar dormir pero no pudo, empezó a sentir una gran congoja, un llanto interior sin soltar lágrimas. Ella todos los días soñaba y deseaba de todo corazón tener una familia de verdad, poder abrazar a su mamá y a su papá con mucha fuerza, poder abrir los regalos de Papá Noel junto a ellos.
De pronto, una luz brillante pasó por delante de la luna llena, era Papá Noel con su trineo que iba a repartir regalos entre los niños y las niñas de aquel pueblo y, claro, como todos sabemos, Papá Noel sólo reparte regalos a quienes se hayan portado bien. Claudia toda su vida fue una niña muy buena.
Cuando Papá Noel terminó de repartir regalos y regresaba a su casa escuchó un suave llanto que venía de un oscuro rincón. Era Claudia. Papá Noel repasó su lista de niños buenos y allí estaba su nombre, CLAUDIA, pero no tenía apellidos. Papá Noel pensó que debía ser la niña que en su carta pedía tener una familia así que cogió su polvo mágico y lo espolvoreó cerca de la niña. Ella levantó la cabeza secándose las lágrimas y vio a una mujer y aun hombre que la tapaban con una manta suave y calentita. Minutos más tarde le preguntaron que dónde estaban sus padres y ella les contó que era huérfana y no tenía a nadie en el mundo. La pareja la abrazó y la invitó a pasar con ellos la Nochebuena.
Al día siguiente decidieron que Claudia se quedaría para siempre con ellos. hicieron todos los trámites para poder adoptarla y ser su verdadera familia y al cabo del tiempo lo consiguieron. Claudia desde ese día se siente muy feliz y no para de abrazar a sus padres y de repetirles lo mucho que los quiere. Viven los tres muy felices como una verdadera familia y la tristeza ha desaparecido de los ojos de Claudia. Papa Noel ha podido por fin borrar a Claudia de su lista de regalos pendientes y se siente muy orgulloso de haberle entregado el mejor regalo de todos los que llevaba.
(Raquel Fuentes)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

«En mi barriga no, en mi corazón»



«Mamá, ¿tú también me llevaste en tu barriga?». «No, yo te llevé en mi corazón». La respuesta no pudo dejar más satisfecho al hijo mayor de María y Juan -nombres ficticios-, padres adoptivos de varios hermanos -el número exacto, la edad y el sexo se mantienen ocultos para preservar su anonimato- que vinieron a colmar su hogar de risas, rabietas, ilusiones, preocupaciones y juguetes. Hace tres años que nació de golpe esta familia numerosa, un embarazo múltiple que apenas duró dos días, desde un viernes en el que recibieron la llamada de Servicios Sociales hasta que el lunes ambos dijeron «sí». «Sí» a asumir la responsabilidad de cuidar y querer para siempre a unos niños que no partían de cero, con edades distintas, diferentes expectativas de adaptación, vagos recuerdos o experiencias imborrables.
Todo el lote en unos vástagos «deseados y muy queridos», dicen sus padres, dispuestos, aún hoy que todavía están en el periodo de acogimiento preadoptivo, a aumentar de nuevo la familia. El mayor lo está deseando, «le encantan los bebés», dice el padre; y el pequeño anda medio 'mosca' por si le arrebatan el trono de la casa, situaciones «normales» en una «familia normal», repiten hasta la saciedad, en la que los niños no vienen de París ni cuela el cuento de la semillita. «Nunca podrán decir de nosotros que les hemos mentido», cuenta la madre y, cuando preguntan, la respuesta es: «Iremos a buscar al bebé como hicimos con vosotros, pero esta vez todos juntos», y será de nuevo un hijo «del corazón».
Cada primavera, esta familia cántabra celebra su aniversario. «Fue un marzo lluvioso», cuentan, cuando los pequeños atravesaron por primera vez el umbral de su nueva casa procedentes de un centro de acogida. Antes de dar este paso hubo un breve encuentro, la 'fase de acoplamiento' le llaman, «les conocimos un par de horas y ya. A los 15 días estaban con nosotros», cuenta Juan. «Antes llamamos a nuestras madres, sus futuras abuelas, y nos dijeron 'si os veis capaces, adelante'. Las familias nos apoyaron muchísimo», añade María. La decisión cambió de forma radical la vida de la pareja: «Vivíamos solos con nuestros perros, los dos trabajábamos sin horario, y recibimos opiniones de todo tipo: que si varios hermanos era una locura, que si la adopción nacional es un error.». «¿Tú que votas? Yo sí», dijo María, «y yo», contestó Juan.
En esos quince días cambiaron la casa para adaptarla a sus nuevos inquilinos, compraron ropa para todos, buscaron colegio. Llega la hora de ir a buscarlos: «El mayor nos agarró de la mano y nos dijo 'vamos'. Vinieron las abuelas, '¿quiénes son?', preguntó, 'tus abuelas', y 'abuelas' las llamó desde el principio. Al momento decidió ser feliz», cuenta María.
No fue todo tan fácil. Otro más pequeño, tal vez el más sensible de los hermanos, tardó un poco más en aceptar a su nueva familia: «Tres semanas exactamente. Necesitaba sentirse seguro, saber dónde estaba», explica su madre, que advierte que a los niños les da igual lo bonita que sea una casa, lo que importa es que sea su casa, que no empieza a serlo hasta que no están sus garabatos y sus cromos favoritos por las paredes. Un buen día llamó a María y a Juan 'papá' y 'mamá' «y hasta hoy».
Y papá y mamá también asumieron sus nuevos roles, una más volcada en el cambio de pañales, otro en otros menesteres, «todo fue evolucionando de manera normal, para uno su mami es la reina de la casa, para otro su papá es Dios». Más tarde uno dijo: «mi mamá es muy lista y mi papá es muy fuerte», y tal vez el mes que viene la diosa sea María y el rey Juan, en un crecimiento progresivo en todas las partes, salpicado de momentos banales y trascendentes: «Es como si hubieran optado por olvidar su pasado, nunca hablan de ello ni hacen preguntas», y también los padres optaron no saber más «para no estar mediatizados».
Creen que es preciso que este tipo de situaciones se desdramaticen, que la sociedad deje de imaginar «historias de Dickens» en el pasado de los niños adoptados. En una ocasión que la familia pasaba cerca del orfanato, uno dijo: «esta calle no me gusta» y otro un día preguntó: «¿te acuerdas cuando era pequeño y tú no estabas?». «Te estaba esperando, hijo». Son respuestas fundamentales, «armas» que los pequeños necesitan para seguir construyendo su biografía, que goza de un prólogo fundamental: «los vínculos entre ellos.
Llama la atención lo unidos que están, al ser varios ha sido mucho más fácil», dicen, y juntos emprenden la aventura de crecer y superarán el trauma de la adolescencia, cuando tal vez en esta casa se escuche un «tú no eres mi madre» en los momentos rebeldes, igual que los hijos biológicos espetan a veces «pues no haberme tenido».
Son cábalas sobre un futuro imposible de imaginar sin sus hijos. Juan y María están convencidos de que muy pronto llegará la adopción definitiva. Critican la lentitud de la Justicia en casos tan importantes pero tampoco viven con el auto del juez en la cabeza. Día a día se valoran los progresos, se resuelven los problemas, se superan otros obstáculos de adaptación ajenos a la familia, que los hay, sobre todo en el colegio -en un sistema educativo que no prepara a los docentes ante estos casos- y entre los que desean saber demasiado.
Odian el «qué suerte han tenido» que alguno dice de sus hijos. «Se fijan en lo material, pero no entienden que ellos nos han dado mucho, muchísimo más a nosotros», dicen sus padres, por cierto, enormemente orgullosos de que éste «cada vez se parece más a su padre» y aquel otro «es igualito a mamá». Cosas de la convivencia, que ensambla las piezas de tal manera que María admite: «A veces me falta poco para pensar que los he parido yo».

viernes, 20 de noviembre de 2009

"CONCIERTO LIRICO DE NAVIDAD"
























AFAM (Asociación familias adoptivas de Granada) en colaboración con el Ayuntamiento de Churriana de la Vega les invita al primer…


"CONCIERTO LIRICO DE NAVIDAD"


Que se celebrara el próximo 13 de Diciembre, Domingo de 6 a 8 de la tarde en el Teatro de Churriana de la Vega
Y con la colaboración de:

Carmen Rosalía García Marín, Mezzosoprano
Mª del Mar García Ruiz, Soprano
Pablo Segura Torres, Pianista


Será un maravilloso concierto para disfrutar en Familia
Podéis invitar a vuestros familiares y amigos.
¡¡¡¡ Os esperamos a todos!!!!

Afam


Nota: Dadas las características de la actuación se ruega mantener silencio durante el concierto. Gracias

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El auge de las adopciones en el extranjero decrece en los últimos años


Las exigencias en los requisitos de los países de origen y la lentitud lastran la tramitación


Las adopciones internacionales solicitadas desde Andalucía han bajado en los dos últimos años respecto a 2005 y 2006, que fue cuando se produjo el boom de esas peticiones, lo que se atribuye fundamentalmente a que los países exigen más requisitos a los futuros padres y a que los procedimientos son más lentos.
Estas circunstancias "desaniman" a quienes solicitan un hijo en cualquiera de los países que ofrecen menores para ser adoptados, según la directora general de Infancia y Familias de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, Carmen Belinchón, que descarta la crisis económica en este descenso.
Para la adopción internacional se requiere primero una declaración de idoneidad, que el país elegido acepte el expediente y asigne a un menor, tras lo cual los solicitantes tienen que ir al país y culminar el proceso judicial o administrativo de adopción antes de que el menor llegue a Andalucía, donde se le hace un seguimiento.
En todo ese proceso se tardaba entre un año y medio y dos, pero en la actualidad se alarga hasta los tres o cuatro años, subrayó Belinchón. Como caso extremo en estos cambios se sitúa China, uno de los países de referencia para la adopción internacional, que endureció los requisitos a partir de los Juegos Olímpicos de 2008.
De hecho, de China llegaron a Andalucía 320 menores en 2005 y el año pasado fueron sólo 109 los adoptados, lo que le sitúa por detrás de Rusia, de donde también han bajado las adopciones entre esos años, con 170 en 2008 y 150 el año pasado. En 2005 se concretaron 643 de las 1.075 peticiones, y desde entonces la tendencia ha sido a la baja, sobre todo en China y Rusia, de donde proceden la mayoría de los menores adoptados en la comunidad. En 2008 continuó la tendencia descendente de estas solicitudes, con 969, aunque finalmente llegaron 492 menores.
Según los últimos datos, la Consejería ha facilitado en el primer semestre de este año la adopción de 330 menores extranjeros por familias andaluzas, seis menos que en el mismo periodo del año anterior. En la actualidad hay 3.098 familias andaluzas esperando alguna asignación, algunas de ellas desde hace hasta tres o cuatro años.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Prodeni alerta de "recortes" en Protección de Menores en Andalucía, sobre todo, en el área de adopciones


La Asociación Pro-Derechos del Niño y de la Niña (Prodeni) alertó hoy de que la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social de la Junta de Andalucía "está aplicando recortes de presupuesto y personal en los servicios de Protección de Menores, sobre todo, en la tramitación de las adopciones".
Así, según indicó a Europa Press el portavoz de la asociación, José Luis Calvo, a causa de la "austeridad" que impone la crisis económica "se están reduciendo los equipos de profesionales y los recursos", justo cuando, "se producen más desajuste en las familia a consecuencia precisamente de las dificultades económicas y el paro y la inmigración derivados".
Calvo afirmó que la entidad ha recibido "numerosa quejas de técnicos y miembros de los equipos de intervención en asuntos de menores que trabajan para la Administración", quienes advierten de que "en los últimos años se están reduciendo considerablemente los recursos", especialmente, en los equipos dedicados a determinar la idoneidad de las familias que desean adoptar a un niño.
Así, afirmó que la Junta ha "reducido este servicio y lo ha externalizado", con lo que mientras que antes se contaba con un grupo de unos 20 profesionales por provincia dedicados a esta tarea, "ahora el número se ha reducido a una veintena para toda Andalucía".
"Al reducir el número de profesionales a los que obligatoriamente todas las personas que quieran adoptar un niño tienen que acudir, la lista de espera aumenta, se ralentizan los plazos y, por supuesto, disminuye la calidad de los servicios, como suele ocurrir normalmente con los servicios subrogados", señaló.
En este sentido, afirmó que los profesionales que trabajan en estas empresas externas "son muy jóvenes, con poca experiencia y contratos temporales y muy precarios, con lo que, además, suelen tener mucha movilidad, lo que, sin duda, redunda en la calidad del servicio que prestan".
No obstante, lamentó que esta situación es una "constante" en el servicio de Protección de Menores, "incluso entre el personal funcionario por la cantidad de trabajo que tienen y los pocos medios con los que cuentan".
Desde Afam quisieramos agradecer a todos los tecnicos de adopcion que se implican con su esfuerzo por ayudar a las familias en este dificil camino a pesar de las dificultades con las que se encuentran. GRACIAS

viernes, 23 de octubre de 2009

ENTREVISTA A PILAR RAHOLA


Espero que os guste una entrevista reciente a Pilar Rahola, aparte de hablar de su experiencia como madre adoptiva nos comenta como la asociacion a la que pertence le ayudo en este camimo.


"La adopción no resulta sólo un acto de vida y de amor, es un auténtico caudal de felicidad"
Doctora en Filosofía hispánica y catalana, durante años periodista en televisión y prensa, pero sobre todo madre. Pilar Rahola tiene una hija biológica, un hijo adoptado en España y otra hija adoptada en Siberia. Por lo tanto, conoce dos procesos de adopción completamente diferentes y acercó su vivencia a unos 50 estelleses.

¿Qué le diría usted a una familia que está planteándose adoptar a un niño?

Yo nunca aconsejaría adoptar a nadie, pero si alguien ha tomado la decisión le diría tres cosas. La primera es que va a tener que luchar mucho, es una carrera de obstáculos y a veces son complejos; que el camino es duro pero extraordinario y que se preparen para vivir el momento más extraordinario de su vida. Yo, que he vivido la maternidad biológica y la adoptiva, sólo os puedo decir que con mi hija biológica no me acuerdo del primer beso que le di, porque seguramente le di montones de besos desde el primer minuto, pero recuerdo el primer beso de mi hijo adoptivo, porque tardé tres meses en poder tocarle porque tenía miedo a los adultos. La adopción no sólo es un acto de vida, de construcción interior y de amor, es también un auténtico momento y un auténtico caudal de felicidad. Ha adoptado dos veces, una en el extranjero y otra en España.

¿Qué diferencias hay?

Ciertamente tengo maternidad biológica, maternidad adoptiva en España y maternidad adoptiva internacional. Fue más fácil en España y, a la vez, más duro. Porque en España, cuando adopté a mi hijo Noé, que ahora tiene 17 años y ya hace mucho tiempo de ello, la burocracia fue lenta, pero fácil porque no tienes que llevar traducciones compulsadas ni cincuenta mil millones de papeles, no te vas a un lugar del mundo que no está en ningún mapa, estás aquí parece más sencillo, pero al mismo tiempo, como entras en un proceso de adopción preadoptiva, te quedas en esa especie de limbo, ese agujero negro donde nunca sabes si puede pasar algo por lo que finalmente no tengas a ese niño.

¿Cuánto tiempo estuvo usted en el periodo preadoptivo?

Yo pasé un año y medio desde que me dieron a Noé hasta que finalmente fue mi hijo. Ese año y medio fue un año de mucho miedo. A pesar de que había sido un niño con maltrato había petición de visitas por parte de sus padres biológicos, que finalmente no se presentaban. Era un subir y bajar permanente del estado de ánimo del niño durante su reconstrucción y finalmente siempre estabas pendiente de que un juez dijera "que vuelva que con sus padres, por si acaso". Ese año y medio fue de una dureza tan brutal que yo no me volví a atrever a adoptar en España dije "me voy, me voy donde sea" y me fui a Siberia porque me llevó el mundo hacia allí.

¿Cómo es el proceso allí?

Te vas lejos, pero al menos en el momento en el que yo pasé la frontera con mi hija y mi pasaporte y su pasaporte, yo ya sabía que era mi hija, ya no había incertidumbre, ya no había miedos. Todo tiene su dificultad, estate peleando en español con traductor ruso en un pueblo perdido de Siberia, con una especie de jueza inmensa cargada de medallas que te está mirando con cara de odio. Es duro, pero al día siguiente Ada era mi hija. Aquí el juez era muy amable, muy simpático, pero tardó un año y medio en decidir y ese año y medio no se lo quiero a nadie. ¿Considera que contar con asociaciones como Afadena ayuda?

No tengo ninguna duda de que contar con una asociación sin ánimo de lucro con voluntad de ayudar, con voluntad de servicio público es como si los amigos te acompañasen. El camino es solitario, siempre en el mundo de la adopción como en el cualquier ejercicio de maternidad y paternidad es un acto individual, pero en la biológica te acompaña la familia, la gente que te quiere. En un proceso de adopción, que te vas lejos a mundos que no conoces a veces hay problemas por el camino que no sabes resolver y tener a un grupo de gente que se convierte momentáneamente en tu familia y te va acompañando por el camino te ayuda, como cuando surgen problemas y te orienta diciéndote "pues llama a esta puerta".

Hay momentos en los que tú no sabes cómo respiras porque en el fondo este tipo de asociaciones son el oxígeno que te falta cuando estás a punto de desfallecer, porque a pesar de que vas a vivir un momento extraordinario en tu vida que es cuando tus ojos se cruzan con los de tu hijo, hasta que llegas ahí, a veces te vas ahogando y entonces hay gente que aparece por el camino, que no la conoces de nada y te dice "te acompaño" y eso es extraordinario y, realmente, muy útil.

¿Qué momentos son los más duros?

Cuando estás en un proceso preadoptivo, antes de llegar a la adopción estás hipersensible. Es como si estuvieras embarazada y de golpe sabes que a alguien le ha pasado algo y entonces te preguntas ¿irá todo bien? Cada vez que hay una llamada oficial del Gobierno autonómico, en este caso, o cada vez que llega un papel certificado o cada vez que llama un policía a la puerta porque hay un papel de los juzgados, ésos son momentos de extrema dureza porque realmente dependes de que un hombre o una mujer diga sí y se te acaba todo o diga no y todo empieza para tu horror. En el año y medio en el que estuvo en preadoptivo, hubo algún momento que fuera extremadamente duro y en el que tuvo miedo. Sí. Noé fue un niño maltratado que tenía muchísimo miedo y, por ejemplo, cuando vio la bañera llena de muñequitos de goma empezó a chillar de miedo, él nunca se había bañado, y se tiró en el suelo y no quería que lo tocaras y yo, que soy besucona, no lo podía besar. Al final fuimos directamente, como construyendo la relación y de golpe dijo el juez que tenía que haber visitas del padre. Ese padre que le había creado tantos problemas a un niño de año y medio. El primer día que subí al coche y le tuve que explicar, ahora vamos a ir a un sitio y te va a coger un señor que te va a llevar a otro sitio donde va a estar tu papá biológico, ¿cómo explicas eso a un niño que está empezando a olvidar? Y fue tan duro para él y tan duro para mí, que aún ahora que han pasado 16 años me emociono. La verdad es que ese día se hundió él, me hundí yo, el padre no apareció, pero nosotros vivimos el sufrimiento y todo lo que habíamos ganado lo volvimos a perder. Esa noche tuvimos pesadillas los dos. Esa noche todo fue terrible, volvimos hacia atrás. Fue el peor momento. Luego esto se repitió otras veces, pero nunca como la primera vez. Hasta que un día el juez dijo "como no se ha presentado, quitamos las visitas" y ganamos un peldaño.

Su libro "Carta a mi hijo adoptado" se ha convertido en un referente para padres adoptivos. ¿Se lo esperaba?.

Cuando la Editorial Planeta me planteó hacer un libro sobre mi experiencia como madre adoptiva, dije que no. Porque me daba pánico, porque pensé: "Dios mío, este libro tiene un solo lector, que es mi hijo. ¿Cómo le explico a mi hijo mis miedos, mis dudas?" porque por el camino dudas, y "¿le explico todo?, ¿tengo el derecho y también el deber de ser absolutamente sincera o quizá no tanto? ¿Quizá hay aspectos duros de su proceso que le debo ahorrar?". El libro fue un ejercicio de honestidad y de sinceridad con él y conmigo, no me preocupaba nada el lector externo porque me preocupaba mucho el lector interno, tardé tres meses en decir que sí, y el primer día que escribí la primera frase, para probar, me di cuenta de que sí, que podía escribir el libro, porque era una carta para él y vería cómo los padres somos también vulnerables y frágiles, y al final es un camino de temor y de crecimiento personal. Al final resultó que como el libro había sido muy sincero y muy interno, sirvió para el exterior. En resumen, al principio dije que no, no lo hubiera escrito nunca y de golpe fue el único libro que me hubiera gustado escribir. ¿Cómo fue el momento en el que su hijo lo leyó?

Aún no lo ha leído. Quiso estar en la portada, fue él el que me pidió "oye si hablas de mí, quiero salir en la foto", a pesar de que es un niño tímido, quiso estar. Es su historia, todos sus profesores han tenido cada año su libro, es decir que todo el mundo lo conoce y él no lo ha leído. Un día le dije "¿no vas a leer tu libro?" Y me dijo "algún día, no hay prisa". Tampoco me pregunta. Yo creo que Noé tuvo su momento de dolor y ahora está muy bien. Ya abrirá esa puerta algún día. No pregunta, no tiene interés, tiene su libro allí. Está tranquilo, sus problemas no pasan por este tema, pasan por aprobar y por las chicas, es una hormona andante con 17 años, entonces ¿qué le explicas? Al final, el proceso adoptivo se convierte sólo en una maternidad y entonces has vencido.

martes, 13 de octubre de 2009

7 de NOVIEMBRE EN MOTRIL







AFAM Y EL SERVICIO DE POST-ADOPCION EN COLABORACION CON EL CENTRO CULTURAL CAJA GRANADA MOTRIL...




Os invita a la Charla que se organizara el dia 7 de Noviembre Sabado de 18 a 20, en Motril y cuyo titulo sera "Cuando hablar de Adopcion" sera impartida por Daniel Rosso, coordinador del servicio de Post-Adopcion de la Junta de Andalucia.


Os esperamos a todos ya que la Charla sera de lo mas interesante para todos los padres adoptivos.


Podeis llevar a vuestros hijos ya que disponemos de una monitora que se quedara con ellos el tiempo que dure la charla.




Afam





Dirección: José Felipe Soto, 1-A
Motril Tlf: 958 60 11 27


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